Abriré mi blog con la noticia de la semana:
En Valladolid se permiten conciertos nazis. Dos en menos de 5 meses. En uno de los barrios obreros y de izquierdas por excelencia de la ciudad. Y en homenaje a Hitler.
Es vergonzoso cómo la gente no se mueve para evitar estos actos, a parte de una manifestación con cuatro lemas mal dichos y dos pancartas hechas a toda ostia el día anterior. Y seguramente con más policía que en el lugar del concierto.
Lamentablemente, en Valladolid ya no se lucha. Se grita en voz baja, nada más. Todos somos muy rebeldes, muy progres, muy antitodo y muy guays pero nadie se molesta.
Muy atrás quedaron esas carreras o bien delante de los maderos o bien persiguiendo o siendo perseguidos por los pelaos. Tan atrás como las sentadas de horas, las manifestaciones diarias, los escritos insistentes a quien correspondiera o la cabezonería e insistencia de que en nuestras calles no queremos malnacidos.
Ya nadie hace nada. Por comodidad, pasotismo o miedo (según la gente con la que he hablado del tema).
Lamentablemente la derecha más radical nos está comiendo terreno...y en Valladolid se permite.
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